Apunte literario: Borges
Se puede decir que la literatura de Borges es en cierto modo enigmática, misteriosa, intelectualista... No en vano fue llamado "escritor para escritores", debido precisamente a su rico universo intelectual. En toda su obra es incuestionable la erudición, aunque no hace ostentación de ella porque está siempre muy atemperada por la ironía.
Su rasgo más característico es su conciencia de que hace literatura dentro de la literatura; es decir, como punto de partida. Es lo que se ha dado en llamar "invención de 2º grado", realizada a partir de textos ya existentes. Su literatura se construye en un mundo de libros que son la inspiración para su propia literatura. La obra de Borges presenta por ello la característica de la intertextualidad, ya que todo se relaciona y presenta correspondencias entre un texto y otros textos.
Borges tiene una voz propia que lo define en esa atracción por lo escrito, en los libros como realidad, como tremenda exageración, donde es constante la presencia del mundo libresco. Considera la literatura como una utopía totalitaria, donde sustituye el "todo está por escribir" por el “todo está escrito”.
Presenta un empleo magistral de la síntesis. Todo lo narra con gran economía de palabras y hay gran dificultad en suprimir alguna de ellas, en contraste con la profusión idiomática de otros escritores latinoamericanos. También es muy notoria su capacidad de alusión, de sugerir; de decir algo inesperado, imprevisible. Y en su universo literario se combinan elementos muy dispares: lo fantástico, lo policiaco o la intriga, pero también lo filosófico y metafísico.
En cuanto a su temática, es muy frecuente la infinitud, las estructuras circulares, lo laberíntico, lo cíclico, la memoria, la simultaneidad (pasan varias cosas al mismo tiempo). Precisamente, un tema recurrente en este autor fue el del destino del hombre, su identidad, el tiempo (resonancias con Quevedo), de ahí también la constante presencia de motivos como los relojes, los espejos, el ajedrez, etc.
Sus virtudes literarias le confieren una personalidad de excepción en la literatura moderna en lengua española. Nadie ha creado un estilo "tan estilo", en el que se resalta la singularidad del autor, su plenitud de intención, tanto en lo que dice como en cómo lo dice.
Borges fue también un gran poeta, reflejando asimismo en sus versos esa reflexión sobre el tiempo, en clara sintonía quevedesca, así como el inexorable destino del hombre. Se puede ver en el soneto que sigue:
Ajedrez (II)
Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada
reina, torre directa y peón ladino
sobre lo negro y blanco del camino
buscan y libran su batalla armada.
No saben que la mano señalada
del jugador gobierna su destino,
no saben que un rigor adamantino
sujeta su albedrío y su jornada.
También el jugador es prisionero
(la sentencia es de Omar) de otro tablero
de negras noches y blancos días.
Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué dios detrás de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonías?
(Jorge Luis Borges)