No me gusta hacer el amor
No, no me gusta. Así, literalmente. Y cuando digo literalmente, me estoy refiriendo a la expresión y no a la acción que pretende reflejar su significado; bueno, lo que se entiende por su significado.
Porque ésa es otra. Si realizáramos un análisis de la expresión, ni siquiera sería correcta. El amor, como todos los sentimientos, emociones, afectos o sensaciones son conceptos abstractos, así como los correspondientes sustantivos que los nombran. Por tanto, sólo pueden estar regidos por determinados verbos, pero no por el verbo hacer, puesto que los sentimientos nacen, no se hacen; sólo se sienten, se tienen, se profesan, se ofrecen...
¿No rechinaría oír, por ejemplo: hacer la amistad, hacer la tristeza, hacer el dolor, hacer la melancolía, hacer el odio, hacer la emoción o hacer cualquier otro sentimiento?
Así pues, el galicismo hacer el amor no tiene coherencia semántica. En principio, existía esta expresión para significar "hacer la corte"; no para designar el acto sexual. Pero cuando un eufemismo como éste ha sido aceptado comúnmente por la mayoría de los hablantes y su uso es tan generalizado que todos ven en él un significado claro, difícilmente sirven de algo las alegaciones en contra, aunque éstas sean desde el rigor lingüístico. Porque el uso continuado de los hablantes es lo que finalmente refrenda o sanciona una determinada palabra o expresión. Y así es como se han producido muchas incorporaciones a la lengua; alguna de ellas, partiendo incluso de errores que provienen de la etimología popular y que hoy se recogen ya en el diccionario.
Y a pesar de que hacer el amor, referido al sexo, figura ya en el DRAE desde 2001 como segunda acepción (la primera es cortejar o galantear), sigo encontrando cursi este afrancesado eufemismo, con pretensiones de resultar fino, que parece querer diferenciarse de todos los demás -tantos y tan variados-, en un intento de sublimar la expresión, cuando lo sublime ha de ser la acción y no cómo se nombra.
Y respetando las opciones de expresión de cada uno, insisto en que no me gusta nada de nada; es más, en confianza, ¡no lo soporto! Cosas mías, naturalmente.
Desde siempre, todos los tabúes -y desde luego los referidos al sexo- han dado lugar a los eufemismos correspondientes, como "sucedáneos" para nombrar lo supuestamente innombrable. Así, para referirse al coito, podemos encontrarnos con un variopinto abanico de posibilidades, que pueden ir desde lo grosero a lo humorístico; desde la metáfora a la más prosaica expresión; desde la asociación más surrealista a la pretensión de idealizar el término.
Sería interminable intentar hacer una lista de terminología sobre el acto sexual. Hay palabras de etimología culta como: yacer, fornicar, copular; o expresiones explicativas como: tener relaciones íntimas, mantener relaciones sexuales, etc. Curiosa es la productividad del verbo "echar" en expresiones populares como: echar un polvo, echar un clavo, echar un kiki, etc. No hay que olvidar los infinitivos: joder, chingar o follar (tampoco soporto este último, lo siento). Y en el colmo del machismo, está eso de: cepillármela, trincármela, beneficiármela, pasarla por la piedra... Sin comentarios.
Pero aún hay algo peor para mí: la presencia del pronombre neutro "lo" unido al verbo hacer. Un buen ejemplo es esa famosa canción que cantaba la Jurado (pobre) que dice: "hace tiempo que no siento nada al hacerLO contigo". Me resulta especialmente repugnante, lo siento. En fin, que soy rarita para eso de la palabrería.
Como en todo, cada maestrillo tiene su librillo. Y es de suponer que cada pareja tiene sus preferencias, sus cómplices expresiones, o la ausencia de ellas. Incluso, hay silencios que son más elocuentes que las palabras en determinadas acciones. Y el acto sexual es una acción; por ello se hace, se realiza, se practica.
Pero el amor no es una acción; es un sentimiento. Y los sentimientos no hay que confundirlos. Y mucho menos "hacerlos".
Gea.
18 comentarios
Contraargumentador -
deyna -
iguales. Es la realidad. Y, no veo ninguna razón para hacer algo ásí. A mi si es verdad que no me gusta ni el término ni el acto.
Por otra parte, muy buena tu visión del tema.
En cuanto a mi apreciación, es sólo mi postura. Sería muy aburrido que todos pensaran igual. Respeto la de cada quien.
Bye!!!
Gea -
Un saludo.
Gea.
Tinieblas -
Gea -
No insista, no insista... ¡Casi me ha convencido! Estoy por desdecirme de toda mi argumentación (sonrisa).
En realidad, no estamos tan en desacuerdo. Yo, sin cuestionar la esencia, el concepto, sólo le he puesto peros a la expresión; es decir, al significante, no al significado.
Pero reconozco que es una manía o fobia personal, quizá por eso, porque se ha intentado sublimar la manera de "decirlo", cuando lo importante es su verdadera esencia: lo que es, lo que expresa, lo que supone, lo que hace sentir. Eso es lo realmente sublime.
Y esa sublimación la ha definido usted a la perfección, con una convicción y vehemencia realmente contagiosas. Nada que objetar al respecto.
Estoy también de acuerdo en lo que dice de: "En el acto de la cubrición podemos manifestar la elevación más excelsa del amor o caer, por el contrario, en lo más profundo de las depravaciones."
Exacto, por eso la acción es lo que define realmente el concepto, no la expresión más o menos eufemística con la que se quiere generalizar y "hacerla fina".
Lo dicho, es sólo una postura personal en cuanto a la expresión. Y es que, a veces, soy bastante rarita para eso de la palabrería y no suele gustarme lo que a la mayoría le parece encantar; no es sólo con esta expresión, créame.
Gracias por su amplio despliegue de oratoria al respecto. Me ha encantado leerla.
Gratamente sorprendida por su visita.
Un abrazo.
Gea.
Gea -
Llevo unos días que tengo este espacio algo desatendido, por lo que no he visto tu respuesta hasta hoy.
La afirmación de Cortázar es ciertamente muy ilustrativa. Tras el juego de palabras, hay una intención de diferenciar las expresiones.
Me ha gustado leerla. Gracias.
Un abrazo.
Gea.
Nullius -
Ni que decir tiene que las emociones, los sentimientos, se sienten, se tienen o se profesan, como bien dice, pero no me negará que nuestro comportamiento puede alterar los ánimos de las personas con las que nos relacionamos y "hacer" cambiar los sentimientos ajenos, especialmente en el ámbito de lo sexual.
No crea, por favor, que me afano en llevarle la contraria, es que para un servidor el amor excelente empieza en la imaginación, en ella se "elaboran" todas las exquisiteces que las mentes delicadas esperamos encontrar en él. La unión carnal entre dos personas puede ser la expresión fehaciente de los sentimientos más nobles pero también de los más innobles que el ser humano puede portar en sus genes. En el acto de la cubrición podemos manifestar la elevación más excelsa del amor o caer, por el contrario, en lo más profundo de las depravaciones.
Para un servidor, hacer el amor consiste en dar rienda suelta, pero sobre todo en provocar en la pareja, el deseo, la pasión y el respeto. El deseo es la constante del amor, es consustancial al amor. El amor sin deseo de manifestar el origen del mismo, es insustancial.
Por su parte, la pasión hay que sentirla, manifestarla e inducirla si fuera preciso. Sin pasión, sin entusiasmo, calor, ímpetu o fogosidad, no es posible expresar el amor en toda su intensidad, el amor no podría elevarse a las cotas más altas de la sublimidad.
Finalmente, el respeto debe ser la piedra angular en la que se sustente la forma de amor más sublime. El respeto y la generosidad, querida Gea, pues todos nuestros egoísmos deben ser supeditados al acto amoroso a favor de su grandeza.
A mi modo de ver, esas tres condiciones son las que elevan el amor a su máxima esplendidez, y por las que merece la pena amar y hacer amar. No me diga ¡por dios! que sigue sin gustarle hacer el amor.
Con mis más cordiales saludos y mi mejor sonrisa.
Margot -
Como siempre, un placer leerte.
Un abrazo, Gea.
Gea -
La lengua es la misma, y precisamente se enriquece con las numerosas variantes que puede ofrecer.
Un saludo.
Gea.
ESPARTACO -
Gea -
Como bien dices, es muy personal el uso que se hace de las palabras para expresar sentimientos.
Me alegra coincidir contigo.
Un abrazo.
Gea.
Gea -
Es cierto lo que dices. A la lengua no hay quien la controle más que quien la habla.
El diccionario está lleno de términos que en su día partieron de un error, de etimologías populares y de la propia evolución o cambio semántico de las palabras.
Pero bueno, al menos nos queda la libertad de poder elegirlas, ¿no?
Gracias por tu visita y tus palabras.
Un abrazo.
Gea.
Gea -
Es cierto lo que dices. De todos modos reconozco que es una fobia personal; de hecho está ya incluida en el DRAE. Pero bueno, aplico el derecho al pataleo personal.. jaja.
Besos.
Gea.
Gea -
Yo es que soy un poco rara para según qué. Y cuando se me cruza una palabra, o una expresión, no me privo de "cogerle manía" (jajaja).
Tú sí que me encantas. Y me encanta que a ti tampoco te encante "hacer el amor" (jeje).
(En el título no pude ponerle las comillas porque me desaparecía la expresión entrecomillada al publicar).
Un beso.-
Gea.
jazmin -
Creo que en el fondo es porque somos muy romanticas.Bueno, eso creo.
Así que si es por rarezas yo soy otra, no acepto según que forma de decir las cosas en cuestión de sentimientos.
Un abrazo.
Furgo -
O en todo caso se hace y se deshace él solito. Y en ese punto nosotros no podemos hacer otra cosa que no sea limitarnos a sentirlo.
Pero, bueno, el lenguaje desde siempre tiene una imparable tendencia a pervertirse.
Muchas palabras con el paso del tiempo han llegado incluso a significar popularmente justo lo contrario que en principio significaban.
Y al final hasta el diccionario sucumbe a eso sin remedio.
Muy acertado el texto.
Nos vemos.
Sakkarah -
Un beso.
Mela -
Me encantas, me encantas... ;)) Beso.