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El espacio de Gea

De la nostalgia y la melancolía

De la nostalgia y la melancolía

Aunque prácticamente sinónimos, yo establecería un cierto matiz entre la nostalgia y la melancolía.

 

La nostalgia es, ciertamente, la pena o tristeza por el recuerdo de algún bien perdido. Y se entiende por bien perdido cualquier objeto o circunstancia, sea material o emocional: ausencia de las patria o del hogar, lejanía de los seres queridos, pérdida de un amor, desgarro afectivo, etc. O sea, hay un motivo desencadenante, una añoranza de algo o alguien, por lo que podríamos decir que tiene un carácter objetivo.

Curiosamente, la palabra nostalgia es de creación moderna, habiendo tomado las raíces griegas nostos (regreso) y algos (dolor).

 

La melancolía, para mí, tiene un carácter más subjetivo, más del ánimo, más imprecisa. La melancolía es una especie de tristeza suave, incluso a veces agradable, que anida en lo más hondo del sentimiento y nos obliga a recrearnos, aunque cause algún dolor, en algún recuerdo o vivencia que ha hecho especial mella en nosotros. Es como una nostalgia, sí, pero que se traduce en una determinada actitud de tristeza casi complaciente; es un estado de ánimo especial, a veces sin ningún desencadenante concreto.

 

No se puede negar que la palabra melancolía tiene una cadencia fonética preciosa... ¿no es cierto? Y, sin embargo, paradójicamente, el origen de la palabra no es ni mucho menos agradable. Viene del griego melanos (negro) y colos (secreción del hígado). O dicho de otra manera: bilis negra.

 

Antiguamente, la palabra humor se refería a la secreción o fluidos del cuerpo (los humores corporales). Así, se daba por hecho que si alguien estaba de determinado humor emocional, era porque un humor o fluido corporal había sido segregado por algunas glándulas desconocidas. En consecuencia, la melancolía era el humor que se debía a un exceso de bilis negra (que no existe, al menos como algo físico), y estaba considerada como una verdadera enfermedad, a la que incluso se le habían atribuido muertes.

 

Y en cambio, ahora, lo poética que resulta la palabra. ¡Menuda evolución!

Cosas de la lengua.

 

Gea.

8 comentarios

mi -

nostalgica,para nada ,que no me vez la cara llena de risa,de esa risa tieza,plastica tratando transmitir sentimientos que no vivo,que no siento y sin embargo al caer sobre mi almohada vuelvo aa ser yo,nostalgica.

Trini -

A veces, cariñosamente, me reprochan la tristeza de mis prosas y ya sabes que muchas veces comentamos un poema como si fuera parte de la vida real del que lo escribe, al menos eso pasa en las blogs. Suelo defenderme diciendo que personalmente para nada soy triste, pero me encanta emplear en mis textos palabras que describen la tristeza, ya que las encuentro fonéticamente más bellas.
No sabía de donde provenía la palabra melancolía.
Estoy de acuerdo contigo en que aunque usandolas como sinónimas, se pueden emplear para dos estados de ánimos distintos.

Un abrazo

Respirando -

Nostálgica estoy yo, y melancólica, y de un humor negro de que no estoy segura de dónde sale exactamente... pero me alegro de haberme pasado por aquí, siempre aprendo algo de ti, y siempre de forma fácil.

Beso.

jazmin -

La melancolía no la concibo como tristeza. Es como más suave. De hecho muchos días te encuentras melancólica. La tristeza es completaente diferente, es dolor.

Un abrazo.

Dinosaurio -

Sí. A veces apetece dejarse llevar por la melancolía suavemente (aunque su origen etimológico no sea agradable).
Un beso.

ESPARTACO -

La melancolía siempre compromete sentimientos; la nostalgia no necesariamente. Es la melancolía es tristeza suave como bien dices; poética...no es dolor exactamente. Un beso Gea. Siempre me gusta leerte. E.

Sakkarah -

La verdad es que sí, que es curiosa la evolución de la palabra "humor"

La melancolía suena suave, tal y como la describes.

Me gusta saber de las palabras, siepre se aprende en tus escritos.

Un beso, Gea.

Furgo -

"Está enfermo de melancolía" se decía en otros tiempos.
Ahora equivaldría a la moderna depresión.
Lo que pasa es que el mundo ha experimentado tantos cambios en los últimos 60 años, que la depresión se pilla por cualquier cosa, ya sea grave o una completa chorrada.
Hasta los estados de ánimo son cada vez más prosaicos.
Oh, mon dieu, ¿en qué nos habremos equivocado.?

Qué cutrecillo se va volviendo todo,¿eh?, je je.

Un besillo, colega.